La Rueda fue un método de tortura del Imperio Romano, se expandió hasta el siglo XIX.
El ejecutor ataba al acusado a una gran rueda de carro. Con una barra metálica se le rompían las extremidades. El ejecutor evitaba golpear los órganos vitales y procuraba que el acusado perdiera poca sangre.
Para alargar el sufrimiento del acusado, los huesos se le rompían de pies a cabeza. Si era al revés, de la cabeza a los pies, el acusado moría.

Catalina de Alejandría fue condenada a morir en la rueda, según la leyenda, cuando Catalina estuvo en la rueda, la rueda se rompió y los romanos decidieron decapitarla.
El sueldo de los ejecutores por una ejecución de pies a cabeza era de 20 florines (10 euros) y de cabeza a los pies era de 18 florines ( 9 euros).
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